Irán: cuando lo evidente desaparece mediante un pase de magia “informativa”

A menudo, en política internacional (en sus conflictos) las cosas han sido, y son, evidentes. A menudo, sus actores no se han molestado en ocultar sus intenciones ni sus motivaciones. A menudo sucede que son los medios – movidos por vaya a saber qué intereses, o por desidia, o por lisa y llana ineficacia – los que ocultan lo que estaba, y está, claro.

Con el régimen teocrático iraní de los ayatolás sucede esto. No importa lo que digan o hagan sus líderes – de gobierno, de la Guardia Revolucionaria, del ejército, del clero -, los medios lo difuminan, lo acallan o lo visten de mera anécdota, de excepcionalidad.

De esta manera, es muy difícil leer en medios en español (como no sea en los argentinos, por motivos obvios), sobre el papel de Irán en el atentado terrorista contra la sede de la comunidad judía argentina en Buenos Aires. O de su política de infiltración en América Latina. Por algún motivo, los hechos desaparecen de la realidad para que quede una suerte de artificiosa y difusa “moderación” – aunque bajo el “moderado” presidente Rohani, por ejemplo, hayan aumentado las ejecuciones… -.

De la misma manera, la intervención activa de Irán en los conflictos en Siria, Yemen e Iraq es mencionada huérfana de todo contexto, de toda explicación; de toda causa: la “exportación de la Revolución Islámica”; es decir, el expansionismo iraní. Nada nuevo, precisamente, si los medios se molestaran tan sólo en leer algunos de los informes (entre ellos, uno del asesinado Alberto Nisman, fiscal general de la causa AMIA) y artículos acerca de la política de penetración iraní en América; o sobre su relación con grupos terroristas suníes en Medio Oriente utilizados como excusa para su posterior “intervención”. La relación (o el método) Teherán-terrorismo es bien conocida. El fin también.

Ali Younesi, asesor del presidente Rohani – y ministro de Inteligencia entre los años 2000 y 2005 -, durante un discurso el 8 de marzo de 2015 – que fue publicado por la agencia de noticias iraní ISNA el mismo día -, en el marco de la conferencia “Irán, Nacionalismo, Historia y Cultura”, celebrada en Irán, sostuvo que Irán es nuevamente un Imperio, como lo fue en el pasado, y que su capital, Iraq, es “el centro del patrimonio, cultura e identidad iraníes”, delineando, según MEMRI, las fronteras del Imperio Persa o, en palabras de Younesi, del “gran Irán”, en el que incluyó regiones de China, el subcontinente Indio, norte y sur del Cáucaso y el Golfo Pérsico.

Mientras tanto, el régimen iraní reprime a los opositores, a aquellos que quieren democracia (real, no esa falsificación con el sello de los clérigos) y bienestar. Mientras tanto, sigue matando directa o indirectamente en Siria, en Iraq y en Yemen. Mientras tanto, a través de su grupo terrorista proxy Hizbulá, sigue interfiriendo política y socialmente en el Líbano. Y, mientras tanto, los medios siguen diciendo sus silencios habituales; si, a fin de cuentas, el gran “malo oficial” debe ser Israel…

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