El señalamiento del grupo terrorista que acaba de perpetrar una masacre en la que torturó, violó, quemó, mutiló y asesinó a unos 1400 israelíes y secuestró a más de 200 civiles es, para los autoproclamados adalides de la profesión, más admisible que las evidencias de un estado democrático. O lisa y llanamente eso es lo que sus audiencias consuman: chatarra moral, efluvios terroristas y una emoción que, en muchos casos, llevó a más de uno a pintarrajear o a atacar una sinagoga
La desinformación, el doble rasero moral, la falta de contexto, el sesgo y la falta de rigor informativo son sólo algunos de los problemas que revela la cobertura periodística de la crisis en Medio Oriente.
A esta altura debería ser posible partir, de entrada, con el conocimiento compartido de que la Franja de Gaza está controlada por un grupo terrorista: Hamás – y nunca mejor dicho, controlada, porque las vidas de los habitantes están bajo su poder. Es decir, que cuando se dice el “Ministerio de Sanidad” o “Ministerio del Interior” de Gaza, se está diciendo Hamás
Se aferran, quienes se dicen “progresistas”, “humanistas” y cuanta etiqueta favorable y falaz haya (y que ya no disimula su rancio antisemitismo), al victimismo palestino, esa herramienta necesaria para refugiar el odio en la pretendida dignidad de la solidaridad
¿Qué queda en un medio una vez que el periodismo ha sido considerado una práctica prescindible? O, puesto de otra manera, ¿cuál es el residuo que permanece, que se establece en su lugar? No es el único, pero la propaganda es el escombro más conspicuo
Cada vez que un líder, partido, organización o gobierno ha prometido que traerá o repondrá la luz – el progreso, la justicia, la moral -, alguien tendrá que ser culpado por la oscuridad que viene a representar, el pasado o el aciago presente. Ese alguien ha sido, y es, universalmente el judío. O, ahora, el estado judío
Consistente en la inversión de la realidad – como si se tratase de una fotografía - para introducir alteraciones, manipulaciones, que, así, pasan desapercibidas. Eventualmente, volviendo del derecho la ‘imagen’, nada persiste de la realidad; sólo la ficción
El antisemitismo sistemático de Abbas es sistemáticamente obviado o minimizado como un exabrupto; aunque refleja una profunda cosmovisión que comparte con gran parte del liderazgo palestino
“Dicen que Hitler mató a los judíos por ser judíos, y que Europa odiaba a los judíos porque eran judíos. No es cierto. Se explicó claramente que [los europeos] … lucharon contra esta gente por su papel en la sociedad, que tenía que ver con la usura, el dinero”, dijo el líder palestino