“El titular periodístico nos da el texto desde el final, por decirlo así. Nos dice de antemano qué es lo que vamos a encontrar en él y, como consecuencia, cómo debemos leer ese texto”
Esta organización, y la Autoridad Palestina – lideradas por Mahmud Abbas – han dado material suficiente para explicar lo que, pretenden los medios y no pocos organismos internacionales, se considere inexistente: la responsabilidad directa de ambos entes en la generación de tensión, enfrentamientos; de violencia.
La estrategia y finalidad del liderazgo palestino es evidente: recurre a la imitación, primero, y a la apropiación, después, de legítimas y sonadas causas ajenas, de la bandera de los derechos humanos, de la justicia universal
Si el mapa – la interpretación, la representación – no se corresponde con la realidad que dice simbolizar, no es tal mapa. Queda, sí, una forma que, en este caso, es proyección de una ideología, de activismo – y que puede ser también de una conveniencia, contemporización, etc. -; mas, el rastro de la realidad que subsiste es meramente anecdótico, apenas el necesario para que algún desprevenido crea que, efectivamente, se trata de una representación cabal del conflicto.
Si el norte del periodismo es el punto de convergencia de su práctica escrupulosa y, acaso, del talento para realizarlo de manera interesante, con cierta gracia; la brújula profesional de la agencia de noticias apunta a cualquier lugar menos a ese punto ideal.
El conflicto árabe-israelí ha demostrado que el periodismo puede seguir cayendo más allá de lo que se creía era el fondo de los escrúpulos, donde la presión y la ausencia de oxígeno hacen imposible la vida profesional. Allí sólo sobrevive el activismo
Si en un previo artículo sobre la cobertura del atentado contra una sinagoga por parte de la agencia, se destacaba el activismo de la agencia y la voluntad de predisponer al lector en contra de una de las partes, una crónica posterior acerca de otro atentado y la alarma causada por este volvía a presentar un mismo tipo de problemas
Las crónicas resultan de acciones, de hechos (al menos, se basan en ellos), mas, son los medios y los redactores quienes terminan por “hacer” – o “rehacer” – el suceso y definir a sus actores
En periodismo, el engaño, la falsificación, la mentira, están hechos sobre todo de lo que calla, de lo que se le esconde a la audiencia; al punto de que Robert Entman decía que “la mayoría de los marcos se definen por lo que omiten, así como por lo que incluyen, … para guiar a la audiencia”.