
La Vanguardia: Una lluvia de mal periodismo
Gotas gruesas, gotas más pequeñas. Una tras otra: negligencia, omisión, toma de partido. Para terminar con una cobertura empapada de parcialidad y mala calidad
Gotas gruesas, gotas más pequeñas. Una tras otra: negligencia, omisión, toma de partido. Para terminar con una cobertura empapada de parcialidad y mala calidad
Con torpes símiles religiosos, el medio ofrecía un texto en el que el contenido estaba prácticamente ausente – como no fueran un par de lugares comunes y unas valoraciones prosaicas
Con el grupo terrorista libanés Hizbulá como única voz, el diario español hacía todo lo contrario a lo que se espera de la labor periodística
En su lugar, inventaron una continuidad histórica inexistente que la administración Trump venía pretendidamente a “romper”
El medio español publicaba un brevísimo artículo que, más que una crónica periodística, parecía el aperitivo para una teoría de la conspiración, en el que la sospecha era la de “de una acción israelí”
El diario español tomaba una noticia de la revista Variety y la transformaba en algo distinto, movido por su línea ideológica de retratar negativamente a Israel
Dos medios en español, al unísono, elegían publicar sendas entrevistas con dos personas con una clara postura ideológica respecto del conflicto árabe-israelí. Pero ninguno de los dos medios presentaba a los entrevistados advirtiendo al lector de dicho posicionamiento
Informar en español, cuando de Israel se trata, se ha transformado mayormente en el vulgar arte de hacer pasar como real lo que no es; y en falsedad, “operación de blanqueo”, lo que es. El Festival de la Canción fue una excusa para desplegar dicho “arte”