
Dice un líder de Hamás, silencian los medios
El verdadero rostro de Hamás no es noticiable: no permite retratar a Israel como un mal absoluto
El verdadero rostro de Hamás no es noticiable: no permite retratar a Israel como un mal absoluto
Entre voluntad e involuntariedad, en el caso del periodismo, sólo median palabras. Cuando no sólo se reproduce sin comprobación ni contexto las declaraciones de un líder terrorista, sino que se eligen determinadas palabras para definir al grupo y a su jefe, opera la voluntad
Casi como siguiendo un guion, las agencias de noticias, en lugar de informar, se dedicaban a ocultar o soslayar la responsabilidad de los grupos terroristas palestinos que operan desde Gaza en el conflicto. Así, Israel es el sujeto activo, el que, parece sugerirse, “agrede”
Fue tan palmaria y brutal la agresión, que los medios no tuvieron mucho margen para desplegar el habitual repertorio de mala praxis. Aún así intentaron presentar a los atacantes como “víctimas” y a soslayar la responsabilidad Hamás y Yihad Islámica
Quién no ha leído la expresión “legalidad internacional” en algún artículo sobre el conflicto árabe-palestino. Lo que seguro no han leído es una explicación sobre la normativa internacional a la que se aluda. Es que la frase ha devenido un comodín para desprestigiar a Israel
No es un ejercicio de memoria (ni de periodismo) aquel que tanto acalla. Es algo bien distinto
El organismo de la ONU ha devenido en una truculenta ironía debido a su instrumentalización para lavar la cara de ciertas dictaduras y atrocidades, y, claro está, para demonizar a Israel
El grupo terrorista que controla la Franja de Gaza, de acuerdo al diario español, no tiene ninguna responsabilidad en el estado de cosas en dicho enclave (el suministro eléctrico y de combustible)…
¿Vale la pena preguntar dónde está la cobertura cuando es sabido que, cada vez más, sirve de justificación, de disimulo, para fustigar a Israel?
La cobertura acerca de los enfrentamientos entre Hamás e Israel de las últimas semanas ha ofrecido otro ejemplo de su abandono de la deontología periodística para abrazar una narrativa específica