Un análisis exhaustivo de la cobertura del conflicto israelí-palestino en las últimas semanas revela omisiones, tergiversaciones, sesgo y un reportaje eminentemente ideológico. Malas noticias en El País.
La utilización que hace el escritor de su supuesta sensibilidad ante la industrialización del crimen de seis millones de judíos resulta, cuando menos, obsceno, una falta de respeto a la memoria y un insulto a las víctimas
La UNESCO practica el arte de la cleptohistoria que dicta robar y distorsionar la Historia con fines políticos. Los bloques árabes y no alineados gozan de una mayoría automática dentro de la organización.
En un momento en el que la comunidad internacional centra su atención en el conflicto en Medio Oriente y demanda de Israel y de los palestinos hacer todo lo posible por retomar las negociaciones de paz, el hecho de que el relator de la ONU para ese conflicto esté envuelto en una polémica que cuestiona su imparcialidad debería tener un eco mediático, algo que aún no ha ocurrido.
Leer una entrevista de estas características llama la atención en medio de una prensa más acostumbrada a posicionarse ideológicamente que a informar, y a corresponsales dedicados al activismo y no al periodismo.
No es una sorpresa leer artículos marcadamente anti-israelíes por parte del corresponsal de Público, pero sin duda García Gascón ha cruzado el límite con un artículo plagado de errores históricos, en el que su pluma parece justificar los ataques terroristas contra Israel.