El silencio generalizado ante las marchas contra Hamás en Gaza expone, entre otras cosas, la actividad real o prioritaria de más de un ‘periodista’: la promoción de una cosmovisión que no se alinea con los valores que dice precisamente defender.
¿Qué es lo que lleva a más de un medio a tolerar el fanatismo ideológico, la necedad, o la incapacidad profesional crónica, cuando estas apuntan siempre a un mismo actor? ¿Qué conveniencias o, más bien, qué compromisos sostienen ese vínculo?
‘Dime que suscribes la narrativa del grupo terrorista y genocida Hizbúlá diciéndome que lo haces’... Porque, en este caso, hay tantos medios que no se arriesgan a sugerirle al lector lo que debe pensar, opinar, creer, que se ven inclinados a evidenciar lo evidente: tal aval; es decir, tal degradación profesional.
Si algo ha patentizado el día después del atroz ataque genocida de Hamás contra Israel, es la utilidad que representan para tales grupos, y quienes están de atrás, con una agenda más amplia de expansionismo, los “periodistas” afines y los desnortados
La utilización – usurpación y trivialización – de los términos “campo” y “refugiados” encaja la ‘narrativa’ que hace del victimismo su eje central: justificación de sus acciones y crucial herramienta propagandística
No, no lo sabía. O, seamos más respetuosos de la estadística, y digamos, no, muy probablemente no lo sabía. ¿Cómo iba a hacerlo si la amplísima mayoría de medios en español lo apartó de sus páginas, segmentos, etc.?