Acompañada por el conductor del programa, la periodista aplicaba su humor y su sorna a tergiversar la historia del pueblo judío con el fin de deslegitimizar la mera existencia de Israel, a quien tilda en su programa de “charco convertido en un lodazal casi insoportable” y de “disparate”.
Poco o nada se ha dicho verdaderamente, con ánimo de enmienda, acerca del activismo que parasita los medios de comunicación; ni, obviamente, sobre sus consecuencias más que evidentes. Ello es singularmente llamativo cuando tanto se ha hablado – mayormente diciendo insuficiencias – sobre las denominadas “fake news” y el descrédito de los medios de comunicación tradicionales
Trece párrafos parecen a priori lugar suficiente para un mínimo de exhaustividad periodística. Pero el medio español dilapidaba la oportunidad de realizar una labor profesional y sometía su texto al interés de una de las partes del conflicto
El diario español sometía al lector a veleidades literarias - abigarramiento y reiteración de lugares comunes, valoraciones y adjetivos -, así como a la supresión de aquello que hacía peligrar la escenificación. Lo que servía para racionalizar la violencia promoviendo esa figura que nadie fuera de la región se cree: “resistencia pacífica”
Camera Español contactó con los responsables pidiendo más rigor periodístico en la puesta en contexto de la información de la agencia, pero no obtuvo respuesta y tres semanas después, EFE seguía privando a sus clientes de información clave.
No se puede presentar un conflicto donde, se pretende, hay un culpable único, únicamente mediante su representación negativa de cara a la audiencia; también es preciso, también omitir todo aquello sobre la otra parte de la disputa que la aleje de la categórica imagen de víctima
Shanzhai es un término chino que ha adquirido una nueva connotación: imitación, falsificación. Desde el campo antiisraelí – en el que conviven no pocas ONG, organismos, medios de comunicación y periodistas – han optado igualmente por la apropiación y la adulteración, luego de comprobar que la sinceridad del discurso de los líderes palestinos respecto de sus fines y esfuerzos no conducía a los mismos
Es esencial que los medios hagan hincapié en la diferencia entre un atacante y una víctima civil, ya que, de lo contrario, no sólo faltan a la profesión sino que blanquean a los culpables, a la vez que condenan a los inocentes.
La cobertura que realiza la mayoría de medios en español sobre el conflicto no suele superar una raspadura mínima del hecho: apenas una muestra que no representa nada; como no sea un material que viene a agregarse al sedimento artificioso un una “narrativa” propia del activismo ideológico, del que precisa esa geología pesada de signos.
Sin disimulo ya. Con el léxico obvio del activismo. Con las omisiones propias de quien no está construyendo una crónica sino texto para convencer. Con todos los ingredientes que lo separan del periodismo.