La Vanguardia, más cerca del dogma que de la información
Con torpes símiles religiosos, el medio ofrecía un texto en el que el contenido estaba prácticamente ausente – como no fueran un par de lugares comunes y unas valoraciones prosaicas
Con torpes símiles religiosos, el medio ofrecía un texto en el que el contenido estaba prácticamente ausente – como no fueran un par de lugares comunes y unas valoraciones prosaicas
Muchos medios en español aplicaron lo que parece ser una ley no escrita de la cobertura de los sucesos relacionados con el conflicto árabe-israelí: retratarás positivamente a los líderes palestinos sin importar la realidad
Otra vez la propaganda palestina. Esta vez en voz de Ashrawi, presentando otra vez a los palestinos como víctimas de un pretendido “colonialismo” occidental que instaló en la zona, siguiendo la Declaración Balfour, al “foráneo” pueblo judío en detrimento de los “palestinos aborígenes”
En español es una tarea muy complicada, casi imposible, la de saber qué les dicen los líderes palestinos a los suyos, cuál es su verdadero mensaje, su objetivo real. Y lo es porque es entonces cuando descubren la verdadera naturaleza del conflicto
El diario elegía el “relato”, la propaganda palestina, por sobre los hechos para recordar los veinte años del inicio de capítulo tenebroso de la historia de Medio Oriente
Cada vez más parece que la cobertura en español en general sigue casi una suerte de molde, de patrón que es fácil reproducir en forma de listado de omisiones habituales
Y, claro, cuando los medios callan que dicha “causa” antecede a la creación de Israel y que tiene un componente religioso fundamental
En numerosas ocasiones, los titulares funcionan como una suerte de clave para indicarle, o sugerirle, al lector cómo debe abordar, interpretar la noticia: que podría resumirse en “Israel es el sujeto activo”, es “el quid del conflicto”
Con el grupo terrorista libanés Hizbulá como única voz, el diario español hacía todo lo contrario a lo que se espera de la labor periodística