En el debate mediático sobre el conflicto en Oriente Medio y la reciente escalada entre Israel, Estados Unidos y la República Islámica de Irán, resulta inquietante cómo con demasiada frecuencia reaparece un viejo y tóxico tropo antisemita: la idea de que Israel “arrastra” o “manda” sobre Estados Unidos, como si la política estadounidense no fuera producto de múltiples factores y actores complejos, sino simplemente la marioneta de Jerusalén. Este prejuicio no solo es una simplificación burda, sino que además recicla discursos antisemitas que han alimentado el odio y la desconfianza hacia judíos durante siglos.
CAMERA lleva años documentando esta mala praxis en medios de habla inglesa. Por ejemplo, en 2019, The New York Times se vio envuelto en una fuerte polémica tras publicar una caricatura política en la que se representaba al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, como un perro que guiaba a un presidente Trump ciego. “Se cuestionaba”, explicó entonces un portavoz, “si Israel estaba llevando de la correa… si el primer ministro israelí había arrastrado al presidente Trump a esta guerra”.
El tropo resultaba tan cercano a la propaganda nazi que el diario se vio finalmente obligado a emitir una disculpa. Pero de eso han pasado ya seis años. Hoy, los periodistas abiertamente antiisraelíes —y los medios generalistas que los contratan— ya no parecen sentir el menor reparo en difundir tropos que en su día fueron parte del repertorio de Der Stürmer.
Así, CAMERA ha denunciado recientemente como en medios como The Guardian, Financial Times o MSNBC, se sigue recurriendo ese uso repetido de estereotipos y clichés antisemitas bajo la apariencia de análisis político riguroso.
¿Pero y qué ocurre en medios en Español?
Obviamente, no podían quedar atrás.
Un ejemplo reciente y preocupante de esta narrativa se encuentra en un artículo publicado por RTVE, bajo un titular que no deja ninguna duda “Netanyahu arrastra a Estados Unidos a la guerra contra Irán” (22 junio 2025). El análisis no hace tanto hincapié en poner a Netanyahu como maestro que mueve los hilos, a pesar de un primer párrafo:
“El primer ministro de Israel,Benjamín Netanyahu,lo ha conseguido.Bombardeó Irán y ha arrastrado a los Estados Unidosa la guerra que hasta ahora, en los 16 años que acumula Netanyahu como primer ministro, EE.UU. le había frenado”.
Recordemos que el titular es una suerte de manual de uso que explica al lector cuál es la conclusión que debe sacar de la lectura del texto, o sin leerlo. En ese sentido, RTVE era bien claro: Israel llevó a Estados Unidos a la guerra. Exactamente el tropo antisemita del que hablábamos.
Otro medio, en este caso el mexicano La Jornada, llevó este estereotipo a caricatura. El peso de la representación visual reafirmaba sin matices el tropo del control judío sobre la política de Estados Unidos, como si fuera Israel quién habla por boca del presidente norteamericano.
Más allá de la responsabilidad moral, el problema de estas narrativas es que desinforman gravemente. La política estadounidense respecto a Oriente Medio está condicionada por múltiples factores: intereses geoestratégicos, económicos, de seguridad nacional, y de opinión pública interna. Simplificarla a que Israel “manda” o “arrastra” a Washington es ignorar las complejidades y, sobre todo, fomentar una conspiranoia que puede derivar en odio y violencia antisemita.
Recordemos que entre los ejemplos de antisemitismo contemporáneo que recoge la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA, por sus siglas en inglés) figuran los viejos mitos sobre una supuesta conspiración judía mundial o la idea de que los judíos controlan los medios de comunicación, la economía, los gobiernos o las instituciones clave de la sociedad.