En el contexto de polarización global y manipulación informativa sobre el conflicto entre Israel y Hamás, la responsabilidad de los medios públicos se convierte en piedra angular de la ética periodística. En el caso español, sin embargo, la cobertura de RTVE revela una tendencia preocupante: activismo ideológico disfrazado de información, omisión sistemática del sufrimiento israelí y la normalización del uso de conceptos como “genocidio” sin base legal o factual.
Sesgo sistemático en la narrativa de su corresponsal
Si el medio otorga el prestigio, las redes sociales permiten pasar el mensaje deseado, con menos rigor si cabe. Así la cronología en redes sociales de Almudena Ariza, corresponsal de RTVE, se ha convertido en un goteo ininterrumpido de imágenes confirmadas o sin confirmar (incluso algunas elaboradas con IA) de niños palestinos víctimas de bombardeos, muchas veces acompañadas de cifras ofrecidas por Hamás sin ninguna verificación independiente ni contexto sobre la presencia de objetivos militares en zonas civiles.
Los recuentos de muertes se basan siempre en las cifras de Hamás, sin informar de la fuente, sin contraste ni análisis crítico. Tampoco suelen incluir las bajas israelíes que son sistemáticamente ignoradas.
La cuenta de la periodista se hace eco de los bulos como los 14.000 niños que supuestamente iban a morir de hambre en 48 hora, posteriormente desmentido en varios medios internacionales, no así en RTVE. O el caso del hospital Al Ahli, que a pesar que resultó ser un cohete de la Yihad Islámica sobre el parking de un hospital con unas decenas de muertos, la corresponsal no desmintió el bulo inicial que acusaba a Israel de bombardear el hospital y haber provocado 500 víctimas.
Cuando se presenta la versión israelí, como en el caso de la familia Bibas, esta es inmediatamente relativizada al ofrecer también la narrativa de Hamás sin explicar que la versión israelí fue posteriormente confirmada por el Instituto Forense, que determinó que fueron asesinados por sus captores. Ariza nunca rectificó públicamente.
Durante la liberación de rehenes israelíes, en lugar de destacar la brutalidad del cautiverio o los traumas físicos y psicológicos, Ariza prefirió equiparar su estado con denuncias de malos tratos por parte de presos palestinos, sugiriendo una falsa simetría entre ambas situaciones.
A ello se suma la falta de información cuando periodistas muertos en Gaza resultan ser también combatientes o afiliados a grupos terroristas, como quedó documentado en numerosas ocasiones.
Es importante destacar la influencia que tienen estos periodistas no solamente en la comprensión del público en general de lo que está sucediendo en la región, sino que incluso políticos se hacen eco de sus palabras, ampliando el desconocimiento a muchos otros sectores. Por ejemplo, el presidente de Colombia, se hizo eco de una información sin fundamento.
Normalización del término “genocidio” y retórica tóxica
A través de sus programas, periodistas y redes sociales, RTVE ha contribuido a normalizar el uso del término “genocidio” para referirse a las acciones de Israel en Gaza. Una acusación grave que no se corresponde con las definiciones legales ni los datos reales. En este tuit se traza incluso un paralelismo directo con la Alemania nazi, y se refuerza en publicaciones como esta.
Además, RTVE ha contribuido a proyectar una imagen distorsionada de la sociedad israelí. En un video difundido por La Hora de RTVE, se retrata a los israelíes como hostiles hacia los medios internacionales, sin matizar ni contextualizar la tensión existente en zonas atacadas por Hamás.
La caricaturización no se limita a la sociedad israelí: quien defiende la posición de Israel o critica la propaganda de Hamás es sistemáticamente ridiculizado.
Eurovisión: activismo político con financiación pública
Uno de los capítulos más graves se produjo en Eurovisión 2024. Tal es el activismo del medio contra Israel que el presidente de RTVE, José Pablo López, incluso envió una carta a la Unión Europea de Radiodifusión (UER) pidiendo debatir la participación de la televisión pública israelí, KAN, en el certamen.
Durante las semifinales, los presentadores Tony Aguilar y Julia Varela hicieron comentarios políticos durante la actuación de Yuval Raphael, recordando a las víctimas de Gaza y repitiendo cifras de Hamás. La UER, tras advertir de posibles sanciones, logró silenciar este tipo de declaraciones en la gala final. Sin embargo, RTVE, lejos de recular, colocó un cartel antes del inicio de la final en el que afirmaba: “Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y justicia para Palestina”. El mensaje, emitido en español e inglés, fue ampliamente difundido por periodistas de la casa como Ariza o Xavier Fortes.
Fortes, además, publicó un hilo completo justificando la postura de RTVE y acusando abiertamente a Israel de genocida, posicionándose no solo como periodista sino como activista político. Su programa, La Noche en 24h, ha dado repetidamente espacio a voces que demonizan a Israel como Teresa Aranguren, Carlos Hipólito o Javier Fesser, sin que haya presencia de voces contrapuestas.
Antecedentes preocupantes: del funeral de Haniyeh al “lobby judío”
RTVE no es ajena a este tipo de cobertura parcial. En el pasado retransmitió el funeral de Ismail Haniyeh —líder de Hamás— como si se tratara de un jefe de Estado, sin mencionar su historial como cabecilla de una organización considerada terrorista por la UE y EE.UU.
En 2024, emitió un documental sobre la guerra en Gaza plagado de tergiversaciones, omisiones y estereotipos antisemitas. Entre los más graves: la referencia al “lobby judío” dominando la política de EE.UU., un tópico antisemita milenario. El informe completo sobre este documental está disponible en CAMERA Español.
A modo de curiosidad, pero que revela la existencia de un prejuicio mucho más inconsciente dentro de la casa, en 2019, el equipo de En Portada, de RTVE terminaba un reportaje dedicado a criticar el tranvía de Jerusalén afirmando que:
“A pesar de la pretendida convivencia los judíos son mayoría”.
O sea, según RTVE no se podía convivir cuando los judíos son mayoría.
Conclusión
La cobertura de RTVE sobre el conflicto israelí-palestino no responde a criterios de objetividad, sino a una línea editorial claramente ideologizada. La repetición de cifras de Hamás sin verificar, la omisión del dolor israelí, la propagación de términos como “genocidio” y el activismo disfrazado de información, colocan a RTVE en el epicentro de una crisis de credibilidad.
Como medio financiado por todos los ciudadanos, RTVE tiene la obligación de informar con rigor, pluralidad y respeto a la verdad. Por ahora, esa obligación está incumplida.
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