Para todo artículo, publicación de X o pronunciación pública en general, el profesional deberá tener en cuenta una serie de puntos que a continuación se pasan a enumerar.
- Considérense las declaraciones de Hamás, de medios vinculados a este grupo, y organizaciones pro palestinas contra Israel, como ciertas.
- Aquellas que provengan de Israel, de voces o fuentes que contradigan las afirmaciones precedentes, serán ignoradas, o relegadas al final del texto, mencionadas por encima y sugiriendo claramente su carácter engañoso.
- Si se mencionan muertos palestinos, habrá de añadirse el sufijo “la mayoría, mujeres y niños”.
- Las palabras ocupación, crimen de guerra/contra la humanidad, violaciones de los derechos humanos, genocidio, apartheid, ultras/extremistas israelíes, colonia deben ser incluidas. De no poder añadir todas, al menos dos deben ser utilizadas. Téngase en cuenta que los dos primeros son de fácil introducción en cualquier tema del que se trate.
El texto dice: “Amnistía Internacional considera que la interpretación de la jurisprudencia es demasiado estrecha, una que excluiría efectivamente la conclusión de genocidio en el contexto de un conflicto armado”. Es decir, Amnistía, con la definición de genocidio existente, no puede acusar a Israel de cometer tal crimen; precisa, en breve, de una normativa ad hoc para hacerlo. El ad hoc es un invitado habitual en este conflicto: para definir, sin ir más lejos, a los “refugiados” palestinos.
Prosiguiendo, en este inciso es preciso remarcar que hay que deshacerse del término ‘matar’ para las acciones propias de la guerra que lleve a cabo Israel. Este paisito no mata, sino que “asesina” – esto es, el infame estado siempre actúa con alevosía y ensañamiento: ergo, es criminal. El relato exige la modificación del lenguaje y del significado de los términos; hágalo sin inmutarse.
- Han de censurarse: declaraciones en árabe de líderes palestinos (y árabes) en las que refieren abiertamente de sus objetivos y de la utilidad que su población representa en el esquema para realizarlos; la corrupción, fanatismo, extremismo, machismo, homofobia, racismo y antisemitismo palestinos. El islamismo no existe, es un invento del colonialismo racista occidental.
- Las manifestaciones palestinas han de silenciarse igualmente cuando: estas son contra sus propios líderes (su responsabilidad en la situación política, económica y social palestina), vocean el odio absorbido, festejan el asesinato y participan del paseo siniestro de rehenes (vivos o muertos) por sus calles.
- No contextualice. Cada ataque, declaración de intenciones palestina, es la primera – y, en este sentido, siempre una reacción. Y es consecuencia de la, aquí sí, larga ocupación israelí.
Falsee historia si es preciso. No hay limitaciones; el pasado es un constructo social, por lo demás, lejano.
Tenga en cuenta el profesional tres aspectos de lo que habitualmente se denomina mentir: a) no se miente si se hace por una causa mayor, b) no se está mintiendo/engañando si se es verosímil y c) la audiencia espera oír una información determinada y, por sobre todas las cosas, nos debemos a ella.
- Todo rasgo o acto positivo israelí ha de ser, en la medida de lo posible, presentado como meros dispositivos de propaganda. De no poder realizarse tal maniobra, ha de omitirse: la mejor formar de acallar un hecho es, no sólo no mencionarlo, sino apuntar otro (real o ficticio) que lo suplante. Todo es cuestión de “narrativa”: relatar una idea, un enemigo del pueblo.
- Para mencionar localidades, regiones, áreas; utilícese siempre la designación en árabe.
- Los ciudadanos israelíes no se presentan con nombre, con una historia, con humanidad – salvo que se pronuncien contra su estado. Lo opuesto vale para los palestinos.
- Los gobiernos israelíes serán siempre extremistas; los más derechistas de la historia.
- Además, se hará hincapié en el “lobby judío/israelí/sionista”: el control de las financias internacionales, los medios de comunicación, el cine, gobiernos; una todopoderosa omnipresencia que ahorra no pocos análisis.
Seis años antes, lo mismo.
- Se presentará positivamente al BDS. Y para tal fin, se omitirá el objetivo real de este movimiento, así como los avances científico-tecnológicos de los que privaría a las sociedades que lo implementaran cabalmente. A su vez, se incidirá en el carácter discriminatorio del estado israelí, para lo cual se banalizará el apartheid sudafricano – no debe preocuparse el profesional, pues no se está afectando a nadie puesto éste es cosa del pasado.
- No alcanza con acallar las responsabilidades palestinas, ni su incitación, agresión, etc.; hay que censurar todo lo aquello que ponga en peligro la imagen establecida de Israel ante la audiencia Presione en su redacción para que se silencien todo otro conflicto, matanza, persecución, discriminación. Por ejemplo, nunca aluda siquiera al término uigur, o a los cristianos en África.
- Cuando se refiera a la UNRWA exalte su trabajo asistencial. Jamás mencione su connivencia con Hamás, su papel en la perpetuación del conflicto – adoctrinamiento e incitación en sus aulas -; asimismo, nunca siquiera sugiera su carácter extraordinario, exclusivista.
- El Holocausto judío y el nazismo pueden utilizarse como metáfora de las acciones israelíes contra las organizaciones y países que atacan a este estado. Todo está permitido.
- Y, por sobre todas las cosas, no se olvide que, en última instancia la cobertura es sobre usted: su prestigio, su estatura moral frente a pares y audiencia, su imagen de contraportada de reflexiones sobre el asunto.
Finalmente, tenga siempre presente que no es mentira si la audiencia lo cree; que no es ideología, es moral, y que no es activismo, es compromiso profesional.
Y por favor, esté atento a posibles actualizaciones.