Ya desde el titular —“Israel vuelve al alto el fuego tras matar a un centenar de gazatíes”— EFE deja claro el sesgo por el que va a deslizarse toda su crónica firmada desde Gaza.
Emplea las cifras de Hamás como si fueran hechos comprobados y transmite la impresión de que Israel ataca gratuitamente, que abre y cierra el grifo de la guerra a su antojo y de manera arbitraria.
El primer párrafo y el destacado de la agencia insisten en esa idea:
“Más de 200 muertos desde la entrada en vigor del acuerdo de tregua. Esta es la segunda vez que Israel emprende una ola de ataques en Gaza desde que entró en vigor el alto el fuego.”
EFE presenta así a Israel como un actor caprichoso, omitiendo un dato esencial: que en ambas ocasiones Israel atacó después de que Hamás rompiera el alto el fuego, atacando y matando a soldados Israelíes.
De hecho, en el segundo párrafo incluye la versión israelí, pero la presenta como una simple alegación:
“La otra ocasión fue el 19 de octubre, cuando mató a 45 personas tras afirmar que miembros de Hamás habían atacado a sus tropas y matado a un militar.”
Nótese el contraste: “Israel afirma”, como si fuera algo no probado, mientras que lo que dice Hamás, la agencia lo da por hecho.
En ambas ocasiones, Israel respondió tras una violación previa del alto el fuego por parte de Hamás. En esta última, además de retrasos en la entrega de los cadáveres —e incluso de haber entregado restos de un israelí ya enterrado—, Hamás había violado el alto el fuego matando al sargento Yona Efraim Feldbaum.
En cuanto al 19 de octubre, Hamás mató a dos soldados israelíes, no a uno, como afirma erróneamente EFE. Las muertes del Mayor Yaniv Kula y del Sargento Itay Yavetz fueron hechos comprobados, no meras “afirmaciones” israelíes.
A partir de ahí, el patrón se repite: cuando Israel “afirma”, Hamás “cifra”, como si de un procedimiento científico se tratara. Pero EFE no aclara que su fuente es Hamás, sino un impersonal “Ministerio de Sanidad de Gaza”:
“Por su parte, el Ministerio de Sanidad de Gaza ha cifrado en 104 los muertos, 46 de ellos niños y 20 mujeres, en la oleada de ataques lanzados por Israel desde la tarde de este martes hasta la mañana de este miércoles.”
Conviene recordar que ese ministerio es Hamás. Es un dato esencial para entender la fiabilidad de sus cifras, y EFE no lo menciona.
Todo el texto está construido para dar voz a Hamás y restársela a Israel:
“En esta ocasión, Israel, que ha armado a grupos contrarios a las autoridades locales, asegura que Hamás mató a un soldado israelí en una emboscada lanzada ayer en Rafah, en el extremo sur de la Franja. Sin embargo, el grupo palestino desmiente haber participado en nuevos combates.”
¿“Ha armado a grupos contrarios a las autoridades locales”? ¿Cuál es el objetivo de esa frase? “Autoridades locales” es, una vez más, Hamás. Israel ha combatido abiertamente contra Hamás, un grupo terrorista que gobierna Gaza y que inició la guerra con la invasión de sur de Israel y el asesinato, tortura y secuestro de más de 100 israelíes.
Esa elección de palabras encaja con una narrativa mediática reciente que presenta las ejecuciones públicas cometidas por Hamás contra su propio pueblo como actos de justicia. Pero no es este el lugar para ello, salvo que EFE busque justificar que Hamás haya atacado matando a un soldado en plena tregua.
Por si acaso, la agencia añade que Hamás lo niega —porque, al parecer, es una fuente altamente fiable. EFE la coloca así al mismo nivel que el Estado de Israel, equiparando a un grupo terrorista con un Estado de derecho:
“Israel y Hamás se acusan mutuamente de sabotear el acuerdo.”
Cuando Israel presenta pruebas visuales de que Hamás miente sobre el paradero de los cadáveres que debía entregar, EFE acude en su auxilio:
“Imágenes que no han sido verificadas de manera independiente.”
Curioso: las cifras de Hamás sí parecen haber sido verificadas, al menos para EFE.
Por último, mientras el ejército israelí publica la identidad de las víctimas de sus ataques, mostrando que los objetivos eran terroristas, EFE reformula la historia para que la carga de la culpa recaiga —una vez más— sobre Israel.
