El método para ajustarlo todo a eso que llaman “narrativa”, y que apenas si es un encastre de eslóganes y fabricaciones, es sencillo. Y el ente público de Radio Televisión Española lo demostraba muy bien el 28 de octubre de 2025, aunque en un texto de una soporífera y recurrente dilatación – que pasaba por fingir una minuciosidad de la que evidentemente carecía.
Vayamos al asunto.
Se igualan los términos disímiles
“Las dos partes implicadas, Israel y Hamás, se acusan mutuamente de violar el acuerdo”.
El estado judío, democrático, rebajado a la altura del culto genocida Hamás.
Se aplican intencionadamente mal términos que definen otras acciones
De tal guisa, “El primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha reanudado los ataques: solo durante las primeras dos semanas 97 personas han sido asesinadas…”.
El texto otorga así voluntad de matar civiles intencionadamente.
Pero como no no vale sólo con igualar los términos. Hay que ir más allá.
Saneamiento
Convertido el estado judío, o al menos su primer ministro, en “asesino”; RTVE transfiguraba al brutal grupo islamista palestino en una fuente digna y creíble: el “Gobierno gazatí” u “autoridades locales”.
El mismo que va rompiendo huesos, disparando y torturando a opositores. Sí, el mismo que sistemáticamente violó, quemó, torturó, masacró y secuestró el 7 de octubre de 2023, iniciando la guerra.
Un término tiene nombre, humanidad
A todo, esto, un nombre gazatí conduce el relato. Mejor que mejor si es una mujer (Asma). El trillado efecto narrativo que añade a la desfiguración de los hechos. Esto es, sirve para prescindir de estos, del contexto; lo que permite obviar, por ejemplo, el porqué de los ataques israelíes una vez iniciada la tregua: por ejemplo, porque el grupo terrorista palestino violó dicho acuerdo al atacar a las fuerzas israelíes y matar a dos soldados en Rafah, en el lado israelí de la ‘línea amarilla’.
El que dice, define; y RTVE decide quién lo hace
Ni contexto. Ni pruebas. Sólo las afirmaciones valen. Las que, eso sí, retratan un país ensañado con una franja sin responsabilidad. Sobre todo, las que hacen pie en la fabricación tan repetida, la de la inseguridad alimentaria como parte de la comisión de un crimen de guerra:
“‘Todos los días están entrando menos de la mitad de los camiones, unos 300 como mucho, hay días que solo 100 y esto, evidentemente, no nos da para restituir la situación’, denuncia la directora ejecutiva del Comité español de la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina (UNRWA), Raquel Martí”.
Para el lector que no conoce mucho sobre esta agencia, podrá parecer una voz autorizada. Nada más lejos. Martí pretende la porosidad absoluta de la frontera entre Gaza e Israel, con todo lo que ello implicaría.
Otra vez, la aseveración sin pruebas. Y RTVE, claro, ni contrasta, ni indaga otras fuentes, ni nada que no sea su papel de escriba. El periodismo rebajado a la mera reproducción selectiva.
Times of Israel explicaba el motivo: el 14 de octubre Israel informó a las Naciones Unidas que sólo permitiría el ingreso de 300 camiones con ayuda en Gaza a partir del día siguiente debido a la violación del acuerdo por parte de Hamás en lo referente a la devolución de cadáveres de israelíes.
Repetir. Repetir. Repetir
Asma y la RTVE conducen al lector – salto ONG partidista en ONG partidista; la propia redactora de perteneciente a un de esas organizaciones – a la trillada conclusión: Hamás no existe, o no es lo que es, sino una ‘autoridad’; el 7 de octubre es un olvido, una mota de polvo en la línea de la historia. Lo único cierto, postulan, es el dolor gazatí y, claro está, quien lo provoca.
Ahí tiene la audiencia su trozo de propaganda diaria. Y esta no da tregua.